la palabra como semilla

viernes, 28 de diciembre de 2012

México/I

26 de diciembre, Terminal Tapo, Distrito Federal, 12:00 hs.

El DF nos recibe con frío, pero viajamos contentas porque conseguimos subir el mismo día, ayer fue un dia de suerte, subimos todos los "sujetos a disponibilidad". No caigo aún del todo en el lugar a donde estoy. Hay un olorcito en el aire, mezcla de comidas que desconozco y de un mar de gente que circula, un sonido que aún no llego a descifrar plenamente. Tengo el cuerpo cansado de tanto viaje y esperas, pero de a poco entra la vibra lugareña.
Hoy, sentada en un inmenso banco circular debajo de la cúpula que como un sol atrapa el centro de "la Tapo", me doy cuenta que mi viaje empezó hace mucho tiempo. Y todavía queda mucho, muchísimo, por recorrer. Mucho por crecer y aprender de estas tierras maravillosas.
La capital, con sus 3 millones más los 19 millones del conurbano, nos recibe casi como cualquier ciudad, pero hay algo más, algo así como un detalle que se repite por todos lados a veces imperceptiblemente, que marca la singularidad, lo mágico, de estar pisando suelo Azteca.


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